La influencia de la inteligencia emocional en nuestra vida se ha hecho patente en diferentes áreas (trabajo, educación, salud…) por sus múltiples beneficios en todas ella:
En este sentido, en el área laboral, la inteligencia
emocional (IE) se asocia a rasgos altamente requeridos en cualquier
currículo competente, como es el caso de la motivación de logro, la iniciativa, la capacidad para trabajar en grupos y de liderar equipos de trabajo y la demostración de la confianza en uno mismo.
En lo que respecta al ámbito académico-educativo la
inteligencia emocional se ha mostrado como un predictor del rendimiento
académico para los alumnos. Esto es porque un elevado rendimiento
académico se asocia con algunas de las características que presentan las
personas con elevada IE, como la esperanza, la revelación emocional y
el control de impulsos.
La inteligencia emocional se muestra así como una capacidad altamente
deseada que merece mucho la pena conseguir. Tanto es así, que cada vez
son más los psicólogos que recomiendan aplicar talleres en los colegios, para que ya en etapas tempranas los más pequeños adquieran un adecuado nivel de IE.
Sin embargo, es en el campo de la salud donde se ha
realizado un mayor número de estudios acerca de los beneficios de la
inteligencia emocional y su influencia en este ámbito. En este sentido,
los niveles elevados de IE pueden influir en la adherencia al
tratamiento médico, así como facilitar un adecuado afrontamiento de la enfermedad, amortiguando el efecto de los factores emocionales de riesgo para la salud como los niveles elevados de ansiedad, estrés o de ira,
mediante un adecuado control de los mismos, favoreciendo así un estilo
de afrontamiento adaptativo que será fundamental para asegurarnos una
adecuada evolución del paciente
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